Debo confesar que estuve apunto de bajar el fragmento de Las Bellas Durmientes publicado el día lunes. No por temor a la censura. Tampoco por lo que pudiera opinar la derecha católica. Mucho menos las militantes de las causas feministas que por su formación deberían comprender.
Prevaleció en mí el adicto a la adrenalina y salió nomas. Inmediatamente, me llegó el mail con un comentario favorable, justamente de una mujer, que entendía sobre estos asuntos del arte.
Claro que para ver la dimensión de la inmoralidad de Las Bellas, hay que conocer algunos detalles sobre la vida esclava que llevaban esas niñas en las pensiones del Japón.
Dejamos para un próximo avance los testimonios sobre el rol de la mujer en algunos países del oriente que nosotros idealizamos. Miramos para otro lado. Quizá por puro espíritu romántico. Estuve viendo un caso parecido al de los zapatos que les colocaban a las niñas pequeñas, varios talles menores a sus pies, para que fueran más femeninos.

El caso que desconocía es el de los gatos criados en frascos, para que adaptando la forma del vidrio, fueran un prodigio digno de admiración.
Crueldad contra la mujer, crueldad contra la Naturaleza, refinada crueldad. Hasta hace poco aprobada por toda la sociedad nipona. Habría que ver si esto ha cambiado o solo se esconde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario