sábado, 30 de mayo de 2009

El rival de Prometeo: vidas de autómatas ilustres

El rival de Prometeo: vidas de autómatas ilustres

Con El rival del Prometeo: vidas de automátas ilustres, damos inicio a una serie de reseñas que, sin periodicidad determinada y amplitud de criterio, tienen como objetivo promover la lectura de obras de temática diversa y que, desde la Biblioteca, consideramos interesante dar a conocer.

El rival de Prometeo es una selección de textos editada por Sonia Bueno Gómez-Tejedor y la periodista Marta Peirano, que tiene como elemento común la inteligencia artificial, la existencia de diferentes visiones sobre el robot -en especial el androide- y nuestra no siempre fácil relación con él. La selección incluye fragmentos de tratados filosóficos, relaciones y ensayos, relatos de ficción o literatura científica.

La relación entre el hombre y la máquina es fascinante desde su origen. A través de las reflexiones de Descartes o Benjamin, de la descripción de los autómatas de Vaucanson o la Mettrie, nos adentramos en los vericuetos de esta singular andadura. La constatación de que la vida humana y animal se soporta sobre procesos mecánicos y que éstos son replicables, está en el origen del autómata. A partir del siglo XVIII, con la emancipación entre religión y moral, el camino hacia la creación de vida artificial se despeja definitivamente. La superchería no estuvo ausente de esta complicada búsqueda y su desenmascaramiento también está presente en el libro a través del ensayo de E. A. Poe sobre el célebre Turco que, hasta bien entrado el siglo XIX, habría de alimentar la leyenda de un jugador de ajedrez mecánico capaz de derrotar al mismísimo Napoleón. En tanto que réplica, la visión del androide (el autómata con forma humana) refleja, como en un espejo clarificador, cierta visión de nosotros mismos, llena de prejuicios y convenciones sociales, de autorepresentaciones afectadas, como las sugeridas por Freud en su estudio sobre lo siniestro, o los otros textos incluídos en el capítulo dedicado a las "máquinas fatales", las andreidas o autómatas femeninas. Los relatos de Hoffman, Villiers de l'Isle Adam o Thea von Harbou, plagados de categorías implícitas, ponen al descubierto la percepción recelosa que la mujer ha despertado en otras época y por desgracia, aún parece suscitar. Por último, la posibilidad de que la inteligencia artificial logre superar a la humana, el temor a que la similitud con el doble nos haga indistinguibles, aflora en el último apartado del libro, en el que junto a relatos de ciencia-ficción que abordan este tema, o a un largo texto de Turing, creador del test de inteligencia artificial, se insinúa la necesidad perentoria de imprimir cierta ética a las máquinas, presente en las "Tres Leyes de la Robótica" esbozadas por Asimov. La noción de Singularidad de Vinge, por la cual existe un punto -situado por el autor no más allá de 2.030-, en el que nuestros viejos modelos quedan descartados y empieza a regir una nueva realidad, tiende una escéptica sombra sobre nuestras posibilidades futuras frente a la máquina, así como la exigencia apremiante de transferir la necesidad ética a nuestros propios comportamientos antes que a los de las máquinas.


SU ILUSTRÍSIMA EL ALMA DE METAL

el blog ausente
"El hombre será para la máquina lo que el perro y el gato son actualmente para el hombre. Urge declarar la guerra a muerte a todas las máquinas y regresar a la condición primitiva de la especie."
(Samuel Buttler, 1863)

La lectura de El rival de Prometeo: Vidas de Autómatas ilustres ha resultado acto gozoso y revelador. Primorosamente editado por Impedimenta, el libro recorre no tanto la historia del autómata sino la del encanto que produce en el ser humano la existencia de entes mecanicos que imitan la vida y, quizás, aspiran a suplantarla. Lo hace a través de una selección de textos y fragmentos a cargo de Sonia Bueno y Marta Peirano. La compilación es fantástica y afortunada, tanto que muchos de los textos parecen destinados a ser recogidos en antología de por vida, con gran coherencia.

La historia de los autómatas de Jacques de Vaucanson, con su Pato con Aparato Digestivo y sus músicos mecánicos, que causaban asombro por las cortes del siglo XVII es fascinante, pero aún más la de El Turco, autómata con trampa que jugaba al ajedrez y ganaba casi siempre (entre los derrotados, el mismísimo Napoleón). No extraña que inspirara a Ambrose Bierce, o que Poe le dedicara un exhaustuivo estudio racional en el que intentaba (con bastante éxito) desvelar el truco. Este encadenamiento de textos destinados a ir unidos de por vida continúa con El hombre de arena, relato de E.T.A. Hoffman que a su vez utiliza Freud para hablar de Lo Siniestro, uno de los textos claves de la antología. A partir de ahí, uno puede gozar y entender la misogínia que desprenden La Eva Futura y Metrópolis: si el doble mecánico del hombre inquieta, aún más si es mujer. El libro se completa, entre otros, con un fragmento de los célebres robots de Carel Kapek, el test de Turing o La Singularidad, especulación razonada a cargo del matemático Vernon Vinge sobre el cercano fin de la era humana que supondrá el desarrollo de verdaderas inteligencias artificiales. Mi favorito, pero, es el Darwin entre las máquinas de Samuel Butler, texto anti robots de 1863 donde expresa que la condena del progreso artifical convertirá al ser humano en mero aparato reproductor de las máquinas.

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